La paideia ó educación en Grecia en general, se refiere a la formación integral del ser humano en todas sus dimensiones: en lo que se refiere al cuerpo (educación física), en lo que se refiere al carácter (educación moral) y en lo que se refiere a los conocimientos (educación intelectual). Aquella persona que no se esforzaba en adquirir estas tres dimensiones por igual no era aceptado o era rechazado socialmente, más que un derecho era un deber adquirir estas dimensiones para el desarrollo integral.
Pero, ¿para qué se ha de educar? sería sencillamente: se ha de educar para la vida. Educar es enseñar a vivir, pero no cualquier forma de vida, no la vida de un delincuente, o de un ignorante, sino una vida digna de un ser humano .La vida es, pues, actividad o quehacer. Ahora bien, todas las actividades y quehaceres, todos nuestros actos y elecciones están orientados a un fin. Por su parte, el fin último que todos perseguimos con nuestras acciones no es otro que la felicidad, que tiene que ver, no con situaciones ocasionales, sino con el modo de vida que uno lleva, no con acontecimientos puntuales, sino con la vida entera: preparar a los individuos de modo que les sea posible llevar una vida digna y satisfactoria.
Pero, ¿Quién establece los pilares de la educación? La respuesta es Escuela y Familia.
Una relación de confianza Padres y Maestros.
Son los padres quienes gozan de esa relación única que exclusivamente se da en el seno de una familia y que permite todo tipo de interrelaciones personales: de afecto, ayuda, orientación, soporte, etc.… que influyen y modifican los comportamientos de todos sus miembros. Suele decirse que en una familia todos educan y son educadores.
El principio de subsidiariedad es el que marca esta relación. Es la familia quien tiene el derecho-deber de la educación.
- Son los padres quienes eligen el centro educativo, según sus posibilidades, sobre todo en las etapas de Educación Primaria y Secundaria. Ayudan a los hijos también a elegir los amigos a situarles en determinados contextos sociales, donde se entablan las relaciones de amistad.
- Son los padres quienes, como consecuencia de su estilo de vida, relaciones, conversaciones, juicios… van creando una cultura familiar que es clave en todo el proceso de maduración de la persona, de tal manera que muchos de los referentes en la toma de decisiones de las personas adultas se basan en actitudes y valores adquiridos en los primeros años de vida.

- - Son, asimismo, los padres quienes están en mejores condiciones, a causa de su cariño desinteresado, de conseguir el crecimiento en autonomía de sus hijos y por tanto, la madurez: un crecimiento en libertad y responsabilidad que solamente es posible, de manera armónica, cuando la familia soporta las decisiones personales, con su mezcla de aciertos y errores.

En este sentido, la familia debe tener una actitud activa y participativa, más allá de las aportaciones puntuales de información sobre los hijos, en la medida que lo requieran los maestros; estos es, trabajar conjuntamente en la orientación de la persona en orden a un proyecto común de educación.
Si no se produce ese acuerdo previo sobre cómo y para qué queremos educar a nuestros hijos, la disfuncionalidad en las relaciones padres-maestros y en el mismo proceso educativo, estará asegurada. Una escuela no puede limitar su actividad a los campos que sean de su exclusivo interés, sino atender a las necesidades de la familia. Esa peculiar relación de confianza-servicio es característica de la escuela, particularmente en los niveles de Primaria y Secundaria.
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